Paso a exponer mi postura, diferente a la suya, razonándola, como debe ser. Espero que el Sr. Alcalde no considere esto como un ataque, sino como una posición diferente, como corresponde a un partido diferente. En cualquier caso, si considera que es un ataque, es problema suyo. Espero que la ciudadanía lo entienda.
La lectura es un bien intangible con numerosos lectores individuales en nuestra comunidad. La ventaja del Club está en que, al colectivizarla, las personas que lo integran se enriquecen mucho más. Por tanto, hay que considerar la práctica lectora, mejor si se socializa, como un valor cualitativo de la ciudadanía; atreviéndome a enunciarlo como patrimonio intangible de nuestra colectividad satauteña.
La lectura es un placer intelectual y por tanto fuente de gozo estético y emocional; aumenta los conocimientos en los ámbitos locales y universales y en las distintas expresiones del saber; fomenta la capacidad crítica, mucho más potente compartiéndose en un club; perfecciona los conocimientos de una lengua, sobre todo en sus aspectos léxicos y sintácticos; y es condición indispensable para perfeccionar la escritura.
Seguros que los miembros de este Club reconocen muchos más valores de la lectura en base a su propia experiencia. Conozco a algunos de sus miembros. Y, les aseguro, que cuando supe de su existencia, me alegré muchísimo. Yo también soy lector, principalmente de temas canarios, de literatura (en prosa y en verso) y de historia. Desde hace algún tiempo vengo trabajando La Geografía de Santa Brígida de Alex Hansen Machín.
En mi opinión, el Sr. Alcalde de Santa Brígida ha impuesto unas medidas exageradas, de escaso talante democrático, a los integrantes de este colectivo de lectores para poder usar algún local municipal. La defensa que hace de su comprtamiento empeora su conducta, en cuanto que, por ejemplo, interpreta su responsabilidad de control de las dependencias municipales como de dominio propio, “mi casa” y no de administración representativa. Sr. Alcalde acepte esta crítica, como la que le han hecho otros, desde una perspectiva constructiva.
Si yo tuviera alguna responsabilidad delegada por los ciudadanos en las obligaciones municipales, haría un reconocimiento público del valor de la lectura y un acto de desagravio a los lectores por el comportamiento de D. Lucas Bravo; daría toda clase de facilidades a iniciativas de este tipo; y, para cumplir con la responsabilidad que los ciudadanos hayan depositado en mi grupo político, únicamente pediría el nombre y teléfono de la persona elegida por ellos responsable del grupo.
¡Ah!, Sr. Alcalde, el Edificio Consistorial y sus dependencias no son suyos; son del PUEBLO SATAUTEÑO. Usted es sólo un ciudadano delegado por esta ciudadanía. Mientras el Pueblo no elija otro delegado.
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