Se aproximaban las últimas elecciones locales y el Alcalde
se sacó de la manga un truco electoralista: convenció a la constructora para
que reiniciara las obras. Muchos creyeron al candidato del PP que todo estaría terminado en noviembre y, si
no, dimitiría de alcalde electo, si así resultara. PROMETIÓ. Otros muchos no le
creímos.
Como muchos de ustedes saben, visito con frecuencia la isla
de El Hierro. Cuando estuve en octubre pasado, en el pueblecito de San Andrés,
en la calle principal, en la carretera que viene de Valverde y conduce al Pinar,
atravesando el caserío, estaban construyendo un proyecto de supermercado. Las vallas
protectoras de la obra ocupaban más de la mitad de la acera, a lo largo de unos
12 o 14 metros. Resultaba incómodo transitar por aquel sitio. Cuando volví a
principios de febrero, habían parado la obra, seguramente por la crisis. Pero habían
retranqueado la valla hasta la obra misma, dejando libre el paseo. Mientras
transitaba por allí con total comodidad, me acordé de Santa Brígida.
Las aceras de tres calles de la Villa, entre las más
transitadas del Centro Urbano, han estado ocupadas por vallas de obra, durante
más de 140 meses. Mientras construían,
la población residente y visitante, no teníamos más remedio que soportar las
incomodidades y molestias. Pero las obras han estado paradas durante más de 90
meses. Y, durante todo este tiempo, las vallas han seguido ahí, ocupando la
acera y en ocasiones la calle, lugar que corresponde, en condiciones normales,
únicamente a los ciudadanos. Esto resulta incomprensible. ¿Cómo pueden los
constructores abusar tan impunemente de la buena voluntad de los vecinos y
visitantes? Porque el Alcalde lo permite, ni más ni menos. Es decir, tanto la FCC como el Alcalde y demás
gobernantes, abusan del Pueblo.
Se aproximaban las últimas elecciones locales y el Alcalde
se sacó de la manga un truco electoralista: convenció a la constructora para
que reiniciara las obras. Muchos creyeron al candidato del PP que todo estaría terminado en noviembre y, si
no, dimitiría de alcalde electo, si así resultara. PROMETIÓ. Otros muchos no le
creímos. Únicamente lo entendimos como una trampa a los electores. Y NO LO
CUMPLIÓ. Muchos cayeron en esa fosa
tramposa. Los otros le seguimos recriminando que está de Alcalde, en parte, porque
no cumplió su promesa.
Pero retornando al tema, entre otras cosas, los trabajadores
retranquearon la valla en la Calle Nueva
y en parte de la Calle Juan
Morales Navarro. La solución es bastante mala en cuanto al suelo y la malla; pero
la valla retranqueada nos ha dejado ver la acera y nos permite a residentes y visitantes transitar con
facilidad y comodidad.
Pero, queda un tramo de la
Calle Juan Morales Navarro donde, no sólo
la acera está ocupada por la valla, sino también el trozo correspondiente de
calle, en dos metros de ancho, está ocupada por feísimos y muy molestos trastos
de obras, como si fuera una barricada. Así mismo, el Paseo del Guiniguada.
Menudo paseo. Si transitas por él, puedes ser atropellado por un coche. Pero es
que esta calle, la entrada del Pueblo, es un estampido de fealdad en la cara de
todos nosotros. El Alcalde y el grupo de gobierno permiten que los de la
constructora abusen de él y del Pueblo. Allá ellos. Pero nosotros no se lo
podemos permitir. Tenemos que llenarnos de dignidad y decir: que abusen de
ellos, si se dejan, pero de nosotros no se abusa. Abusos de estos contra mí,
¡de ninguna manera!
El colmo de los abusos lo tenemos en el solar destinado al
tercermundista aparcamiento provisional. Cuando retomaron las obras, en el
momento del truco y trampa electoral, reubicaron las oficinas y silos de
cemento, comiéndose un buen número de plazas de aparcamiento. Ya se habían
tragado la calle desplazando el edificio; ya habían ocupado buenos espacios
para los accesos que correspondían al interior de la obra. Ahora realizan este
gesto contrario al Pueblo y con todas las facilidades municipales. Esta
reubicación es además cachondearse del Pueblo, porque los silos no han sido
usados después de reubicados y las oficinas han sido utilizadas casi solamente
para hacer trabajos de la empresa en otros lugares. ¿Qué quieren que les diga?
A mi todo esto me produce indignación. Me produce también cierta vergüenza al
ver que la gente del Pueblo está como adormecida ante estos hechos. Ojala mi
escrito despierte a algunos, o se dé cuenta que hay quien tiene su misma
indignación y vayamos uniéndonos para luchar en contra de estos atropellos y
abusos.
Conmigo pueden contar. Yo ya estoy en pie de lucha. No
permitiré que abusen de mí ni de los votantes que me eligieron. Si hay alguien
más por el pueblo en la misma disposición, podemos encontrarnos, hablar y
reflexionar para actuar, con prudencia pero con determinación. Con prudencia
siempre, pero con agresividad también. Porque todo esto no permite actuar con
vaselina.
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