miércoles, 27 de marzo de 2013

Santiago Cordero. En el Día Siguiente.




Cuando, apenas iniciado el día, Toni  Sántana me dio la noticia,  todo mi cuerpo se revolvió. En seguida me aligeré con los asuntos que tenía entre manos para estar cerca de su cuerpo y acompañar a Lolita y sus hijos. Así lo hice en cuanto pude. Al encontrarnos, tras los emocionados saludos de rigor, intercambiamos algunas palabras sobre aceptar la muerte como hecho de la naturaleza. Marché de nuevo a tareas que debía realizar, pero Santiago estaba en todo momento en mi mente y en mis sentimientos. También en mis palabras, cuando encontraba a algún amigo o conocido. Por lo que me dijo Nicolás, durante todo el día, aquella sala acogió gran afluencia de gente. Cuando llegó la tarde, allí estábamos muchos de sus amigos, los que pudimos, para despedir su cuerpo definitivamente inerte.


Mientras esperábamos llegar a las veinte horas algunos estábamos en una esquina del patio hablando de la vida de  Santiago. Vivió muchos años, se aproximó a los noventa. Una vida muy llena de actividad mental, de relaciones sociales, de experiencia profesional y política. Por eso eran largas las  conversaciones con él. Tenía mucho acumulado por su intensa vida  en Canarias, Caracas y, de nuevo Canarias, en la Villa Satauteña. Después de aquellos ratos de charlas con él, casi siempre pensaba que mucho de lo que dijo debía quedar escrito. Son cosas que piensas y que, lamentablemente dejas pasar y pierdes la oportunidad. Tengo interés en leer algún documento que, según conocí ayer, escribió Sinforiano, sobre algunos aspectos de su vida. Cave insinuar que estos contenidos vivenciales de Santiago debieran quedar recogidos, aunque fueran en un cuaderno. Recopilarlos no sería difícil porque él escribió algo y su esposa y sus hijos saben mucho al respecto. Sería una manera de acumular a nuestros recuerdos y sentimientos para que Santiago siguiera viviendo. En cualquier caso, mientras yo viva, Santiago también vivirá, porque no lo podré olvidar. ¡Cuánto más vivirá en el recuerdo de Lolita, Fran, Yacque, Felo y Mundo! Y sus nueras y su yerno y sus siete nietos.

Estamos en la planta alta de la casa. En la salita del comedor. Lolita entrando y saliendo de la cocina. Los dos nos levantamos a mirar por la ventana. La contemplación del Barranquillo, entre El Roquete y nosotros en la Plaza de Doña Luisa. El acebuchal es impactante.  Pero antes era mucho más, interrumpió Santiago. Cuando el desmonte para las obras de las urbanizaciones de Monte Bravo y  Berol hicieron desaparecer la riqueza ornitológica y de la flora del lugar. Muchas veces llevé (decía) a Carmelo Vega pájaros muertos, nidos destrozados y raices de higueras y acebuches. Nada pude conseguir. Pero lo que queda nos puede consolar. Cada vez que estábamos allí charlando, o en la sala del estar, el ritual final se completaba con la contemplación del paisaje del Barranquillo y las nuevas anécdotas referidas a aquel precioso entorno.

Con la muerte de Santiago Cordero termina la mitad de la primera generación; la segunda está en su plenitud; la tercera en el proceso de preparación. Siempre he tenido la esperanza de que esta saga dejará una buena huella en nuestra historia de Santa Brígida, de Gran Canaria y del Archipiélago Canario

Santiago siempre estarás vivo en el recuerdo de muchos de nosotros.

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