miércoles, 7 de noviembre de 2012

LA EXPERIENCIA DE CONCEJAL EN LAS BODAS


El sábado, día 3 de noviembre, he vivido como concejal la experiencia de actuar en representación de la Ley en  la celebración de dos bodas civiles. Una semana antes había intervenido en la boda de unos amigos y por expreso deseo de ellos.: en esta la representación de la ley fue ostentada por la Juez del Juzgado de Paz en la Villa. Las otras dos bodas contaron con mi participación como representante de la Ley. El Patio de las Casas Consistoriales de nuestra Villa se presta estupendamente para este tipo de celebraciones. En realidad, gracias a los trabajadores que lo atienden y al marco arquitectónico del inmueble, el lugar está especialmente hermoso y muy apto para ser disfrutado por los que trabajan en él, para los que lo transitamos concierta frecuencia y para los que se acercan a contemplarlo.


Las tres bodas fueron para mí una importante experiencia.  Creo que mi intervención en toda la ceremonia, incluido mi pequeño discurso, contribuyó a que los contrayentes, sus familiares y amigos vivieran el momento de forma muy satisfactoria. Con ocasión de estas bodas he pensado que ser Concejal es mucho más que tener que estar controlando siempre al Gobierno Municipal. Suelo decir que hago mi trabajo de Concejal con ganas, con ilusión. Esta es una de las razones. Poder contribuir con mi aportación a la felicidad de un grupo de personas. Y esto sucede, no sólo con ocasión de las bodas, sino también en otras muchas situaciones.
  
Hay personas que han acudido a mi con un problema y yo me he puesto junto  a ellos para contribuir a su solución. Hay familias que han celebrado reuniones festivas, me han invitado y lo hemos pasado bien. Poco a poco he ido encontrándome con vecinos con los que he ido obteniendo una relación cada vez más intensa y amistosa. Cuando camino sólo por las calles, cada vez nos saludamos más con los transeúntes. Y en mis caminatas en solitario por los distintos barrios, además de contemplar sus paisajes, siempre me encuentro con alguien con quien conversar, conociendo principalmente los problemas de la vecindad.




En fin; todo esto ha venido por las bodas. Siendo estas celebraciones tan importantes, principalmente para los novios, yo, como concejal, debo implicarme lo más que pueda para contribuir al esplendor de tal celebración. Por otra parte me da pena que, en algunos casos, la boda, para el concejal, haya pasado sin pena ni gloria. Por eso mi compromiso, que nace de la promesa que hice el primer día, tiene que ser el de la disponibilidad plena para lo que deseen y yo pueda.

Mantengo mi profundo deseo de felicidad para Flora y Chafic, para Fernando y Julia y para Mapi y Celi, que todavía, seguro, estarán de celebraciones. 

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